jueves, 29 de abril de 2010

Albert

En la residencia que era mi casa cuando vivía en el Área de los Tres Estados había una norma concreta que pretendía fomentar la convivencia y consistía en que cuando en el gran comedor se empezaba una mesa se debía completar antes de ocupar otra.
Daba resultado porque en poco tiempo nos concíamos todos.

Pues bien, un buen día a la hora de cenar, al final de un día agotador y seguro que lleno de emociones entramos a cenar y coincidimos en la mesa con Albert, Frankie y yo entre otros. Cabe señalar que Frankie ya en aquella época digamos que arrastraba las eses más de lo socialmente aceptado, aunque con discreción. Bemo studiado en los mejore colegios. Despues de una ligera conversación acerca de algo superficial Albert se dirige a Frankie y le dice: Tú hablas un poco raro, ¿no? Después de unos brevísimos microsegundos de silencio todo siguió adelante. En ese momento se coló en mi vida y ya no se ha ido. Menos mal.

Menos mal porque junto a él han sucedido cosas increíbles, juntos hemos vivido y compartido algunos de los momentos más importantes de nuestras vidas, en los que estoy orgulloso de haber participado.

jueves, 22 de abril de 2010

Pepa

Pepa eligió la exclusividad de su corazón para fines mas altos y en ese recorrido hace pequeñas escalas para recomendar al mundo acerca de literatura.

Debe ser más joven de lo que parece porque aunque no ha perdido el contacto con el mundo universitario y ha hecho suyos los modos de expresión su cara trasmite un saber antiguo y maduro.

Es la librera perfecta, una mezcla de oráculo y espíritu aventurero que le lleva a una sinceridad a veces brutal. ¡Odio, odio, odio a Terenci Moix!, como hace el Capitan Garfio con Peter Pan.

Expresiva y a la vez intimista, en una de nuestras visitas Frankie le comenta que hacía tiempo que no la veíamos. Nos explica que ha tenido un problema médico y que ha estado ingresada. Lo normal dado el tono de voz y su actitud sorprendentemente reservada mientras se tocaba la rodilla, hubiera sido terminar ahí la conversación y centrarnos en alternativas a Tom Clancy (horreur), pero Frankie no, eso no iba con él así que le espeto: “¿Ah si eh?, ¿y de qué te han operado? A lo que ella contestó: “¡De algo a lo que a ti nunca te operarán!”
Ooops.

viernes, 16 de abril de 2010

Nacho

Je, je. No se por donde empezar para que pueda saber dónde acabar. Como introducción seré breve, brevísimo.

Primer recuerdo: furgoneta de color azul y cerveza en el monasterio de Roncesvalles. Había más gente, pero de ese viaje sólo quedamos dos: Nacho y yo, y nos ha cundido.

Último recuerdo: hacerse miles de kilómetros y presentarse en mi restaurante con una botella de tequila y dos copitas horrorosas, sólo porque me notó desanimado por teléfono. Allí sólo estuvimos los dos.

Entre todo eso viajes, comidas y cenas, noches y días, y al menos diez intentos de asesinato, generalmente con armas blancas y fuego.

martes, 13 de abril de 2010

Frankie

Un día de esos locos decidimos escaparnos a San Sebastián, hacía un sol espectacular al otro lado de las montañas por lo que previsiblente el Peine del Viento en la pleamar nos iba a calar hasta los huesos, con todo gusto. En primavera parece que todo apetece más.
Nos montamos en el coche de Nacho, un trasto de esos que se levantaba el morro al arrancar y a punto de partir unos golpes en la ventanilla llamaron nuestra atención. ¿A dónde vais? Antes de terminar de responder teníamos a Frankie sentado en el asiento de atrás. Hasta entonces solo era el chico que se había disfrazado de folclórica en la última fiesta de disfraces.
Desde ese primer momento y durante varios años fuimos inseparables. Gemelos univitelinos, una sola mente para lo bueno y lo malo.

jueves, 8 de abril de 2010

Pablo

Anoche justo antes de irme a dormir me acordé de Pablo. Me sucede muchas veces.
La primera vez que me pasó no me di cuenta. Pero a medida que me ha ido pasando me he ido preguntando porqué por la noche. La respuesta siempre es inmediata.

Los días con Pablo fueron buenos, muy buenos. Dias en la playa exibiendo nuestros jóvenes e insultantemente bellos cuerpos. Comidas descomunales, mojitos. Siempre nos ha gustado el moderneo cultural así que nos pavoneábamos por museos y exposiciones. Encuentros de jóvenes artistas en los que participábamos en la medida de lo posible. Festivales de cometas al sur de Francia, presentaciones de ropa interior en Roma. Los días con Pablo fueron buenos, muy buenos.

Pero las noches fueron brutales, insuperables, intensas, largas cuando debían ser cortas y muy cortas cuando deseamos que fueran largas.