jueves, 8 de abril de 2010

Pablo

Anoche justo antes de irme a dormir me acordé de Pablo. Me sucede muchas veces.
La primera vez que me pasó no me di cuenta. Pero a medida que me ha ido pasando me he ido preguntando porqué por la noche. La respuesta siempre es inmediata.

Los días con Pablo fueron buenos, muy buenos. Dias en la playa exibiendo nuestros jóvenes e insultantemente bellos cuerpos. Comidas descomunales, mojitos. Siempre nos ha gustado el moderneo cultural así que nos pavoneábamos por museos y exposiciones. Encuentros de jóvenes artistas en los que participábamos en la medida de lo posible. Festivales de cometas al sur de Francia, presentaciones de ropa interior en Roma. Los días con Pablo fueron buenos, muy buenos.

Pero las noches fueron brutales, insuperables, intensas, largas cuando debían ser cortas y muy cortas cuando deseamos que fueran largas.


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